por Bettina Zeidler (01.02.2023)
¿Puede la música evocar emociones? ¿Puede calmar y reducir el estrés? La musicóloga sistemática Bettina Zeidler nos introduce en el mundo de la psicología musical.
Rrrriing rrrriing. Suena el despertador demasiado temprano, como de costumbre. Cansado como un perro, te arrastras hasta la parada del autobús. Un autobús con retraso que te asegura llegar al trabajo con prisas y finalmente, tarde. Allí, las tareas se acumulan a metros de altura. Otro día estresante. ¿Quién no lo ha vivido? E incluso cuando por fin llega a su fin y estás de vuelta en casa, sigues estresado. Con el pulso acelerado y la respiración entrecortada; inquieto.
¿Y qué es lo que te ayuda a calmarse después de esos días? ¿Qué te hace ralentizar un poco el pulso y poder finalmente volver a la respiración uniforme y tranquila? La música. Porque si uno se tumba en el sofá después de un día estresante y pone música, es capaz de abstraerse y notar cómo poco a poco se va calmando. Esto se explica por el hecho de que al escuchar música, así como al tocarla, uno se sincroniza con la música. Esto significa que a veces el pulso y la respiración se ajustan al ritmo de la música de forma totalmente inconsciente. En cierto modo, sintonizas con la música. Así funcionan por ejemplo las nanas con cuyo ritmo ternario, tienen un efecto totalmente reconfortante.
Sincronizarse con un ritmo puede servir no sólo para calmarse, sino también para activarse. En los deportes de competición, por ejemplo, se suele utilizar la música para acelerar el ritmo. De hecho, al adaptar los movimientos a un ritmo, es posible aumentar el rendimiento de los deportistas.
Sincronizarse con la música también puede desempeñar un papel importante en las interacciones sociales. Si, por ejemplo, suena música de fondo durante una cena en compañía, también se adaptan inconscientemente a ella las secuencias de movimiento. Como resultado, no sólo cada persona se sincroniza con la música, sino también los presentes entre sí. Todos se mueven al mismo ritmo a su manera individual. Está demostrado que los movimientos sincronizados pueden generar más simpatía y conexión. Al sentir esto último, escuchar música también puede provocar un aumento de la liberación de hormonas que suelen liberarse durante los sentimientos de felicidad al experimentar vínculos sociales. Esto incluye, por ejemplo, situaciones como el nacimiento de un hijo o la seguridad parental.
La música puede liberar otras hormonas, como la dopamina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad. Escuchar música con la que asocia recuerdos especialmente positivos y que le pone la piel de gallina provoca la liberación de dopamina. Sientes diversión y alegría, como si estuvieras escuchando una serenata de cumpleaños. Si te sientes especialmente feliz por una serenata, puede que rueden algunas lágrimas de alegría por sus mejillas. De hecho, la música también puede influir en otras funciones corporales, como la actividad de las glándulas lagrimales.
Ya sea cantando en compañía una canción de cumpleaños, o yendo con amigos a un concierto, estas actividades aumentan enormemente el sentimiento de pertenencia al grupo. Demuestran que perteneces al mismo círculo de amigos o compartes los mismos intereses (musicales). Y además, la gente suele recurrir a la música en los momentos en que no encuentra palabras para expresar sus sentimientos a los demás.
Volviendos al ejemplo inicial. Esos días tan estresantes son agotadores y tienes la sensación de que nada sale como debería. Rápidamente entras en una especie de carrusel de pensamientos, según el lema: si una cosa sale mal, se acabó todo el día. Pero eso es sólo un truco del subconsciente. El subconsciente es muy bueno repitiendo una y otra vez los mismos pensamientos, a menudo negativos. Estos bucles de pensamientos son a veces muy fuertes, como una vorágine de la que apenas puedes salir. Con la ayuda de la música, esto es mucho más fácil. A través de la música, estos pensamientos recurrentes pueden detenerse y desviarse hacia otros estados emocionales.
Así que la música puede interrumpir el hilo del pensamiento. Durante el sueño, cuando suena el despertador, se produce un tipo de interrupción a través de la música completamente diferente y, sin embargo, similar. ¿Por qué te despierta eso? Todo ser humano tiene una especie de sistema de alerta auditivo-visual. En caso de ansiedad, miedo o susto, aumenta el estado de alerta y la sensibilidad auditiva y visual. Como por ejemplo cuando oímos sirenas. Otro ejemplo es despertarse de repente con la música alta en el vecindario. El despertador también te despierta por la mañana. Y si por algún motivo te asustas de verdad, afortunadamente la música puede ayudar a calmarte de nuevo.
Ya sea para asustar, distraer, desencadenar sentimientos de felicidad, sonrisas y lágrimas, reforzar la unidad de grupo, la conexión y la simpatía, activar o calmar: las emociones pueden generarse y regularse a través de la música. Los estudios neurológicos demuestran que la música puede activar las áreas cerebrales que representan las zonas centrales relacionadas con las emociones.
A veces lo más bonito en un día gris y oscuro es poner música y bailar al ritmo de ella. ¿Quién no conoce este sentimiento?
Bettina Zeidler es musicóloga sistemática y actualmente doctoranda en la Karl-Franzens-Universität de Graz (AT).
Su proyecto está dedicado a la percepción auditiva de los niños autistas, con el objetivo de apoyarles lo antes y lo mejor posible en su trayectoria individual.
Básicamente, su actividad profesional se centra en la neuromusicología y la psicología musical.
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