Un importante representante de la música romántica rusa, que siguió directamente al fundador de la música nacional rusa Mikhail Ivanovich Glinka, fue el compositor y al mismo tiempo destacado profesor de química médica, Alexander Porfiryevich Borodin (1833-1887).
Busca entre las partituras de Borodín y encuentra el patetismo ruso y las bellas melodías folclóricas que hablan de heroísmo y patriotismo.
Borodín era un químico médico de formación. Obtuvo resultados extraordinarios en este campo y se hizo famoso (fue profesor de química en la Academia de Medicina). Se dedicó a la música sólo en su tiempo libre y de forma irregular. La obra de Borodin no es muy extensa, pero tiene un enorme valor. En las obras del compositor encontramos no sólo melodías populares y elementos orientales, sino también colores impresionistas que recuerdan a Claude Debussy.
La mayor obra de Borodín es la gran ópera El Príncipe Igor, en la que trabajó durante casi 18 años sin completarla. El tema de la ópera es la epopeya rusa “La palabra sobre el regimiento de Igor”, de cuyo personaje heroico Borodín estaba muy cerca. El Príncipe Igor es una de las grandes obras de la música rusa, no sólo por su patriotismo y orgullo, sino también por su calidad musical y su innovación (encontramos elementos orientales, escalas de tonos enteros, armonías de cuarteto, ritmos complejos y, sobre todo, ideas musicales originales).
Otras obras destacadas son dos sinfonías de Borodin, cuartetos de cuerda y otra música de cámara. Borodín no se dedicó demasiado a la composición pianística.