Carlos Gardel – Partituras

“No basta con tener la voz más melodiosa para entonar un tango. No. Hay que sentirlo, además. Hay que vivir su espíritu” C. Gardel

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Vida y obra de Gardel

Nacido en Toulouse en 1890 (o en Tacuarembó, Uruguay, según otras fuentes), se nacionalizó argentino en 1923, y fue el primero y uno de los más grandes exponentes del tango en el mundo, tanto como cantante, como compositor, pero también por sus numerosas películar relacionadas con este género musical.

Se crió en un barrio de Buenos Aires, en la zona de los teatros porteños donde estuvo en contacto con este mundo llegando a trabajar como tramoyista. De esta manera conoció a grandes personalidades de la época como el zarzuelista español Sagi Barba o el barítono italiano Titta Ruffo. Comenzó a cantar semiprofesionalmente en bares, pero no cantaba tangos, al menos hasta esta época, aunque sí los bailara.

En 1915 formó el dúo Gardel-Razzano, con José Razzano, con el cual cosecharon numerosos éxitos, aunque Razzano tuvo que dejar el canto en 1925 debido a una enfermedad en la garganta. Y del éxito con Razzano en Argentina, vino el éxito de Gardel en solitario en Europa. Con éxitos como Cuesta Abajo o El día que me quieras.

La película homónima de “El día que me quieras” fue rodada posteriormente en Nueva York, donde Gardel organizó un asado en honor a los argentinos y uruguayos que vivian allí. En aquel asado apareció un jovencísimo Astor Piazzolla que acompañó el canto de Gardel al bandoneón.

Gardel falleció en un accidente de aviación en 1935, en el cual Piazzolla no pudo estar por un error de cálculo. Al enterarse de su fallecimiento el bandoneonista le escribió:

“Estoy seguro de que siempre estarás mirándonos de allá arriba y pensarás que te hubiera gustado cantar los grandes tangos del 40: además, yo hubiera escrito para vos y te hubiera hecho los arreglos y tocaría el bandoneón. Matamos, Charlie. Lo único que no quisiera usar en la orquesta es el arpa. Allá tendrás una colección de todos los colores. Vos que conocés a los ángeles, ¿por qué no les pedís que cambien el sistema y metan algún bandoneón en la orquesta?”

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