Percy Grainger (1882-1961) fue un compositor, director de orquesta y concertista australiano que pasó su vida reinventando la forma de escribir, ver e interpretar la música. Navega por nuestras partituras y descubra hoy mismo todas sus maravillosas obras.
Grainger nació en Brighton, cerca de Melbourne, y fue educado en casa por su madre durante la mayor parte de su infancia. Comenzó a recibir clases de piano a los 10 años y enseguida demostró un notable talento. A los 13 años se trasladó a Frankfurt con su madre para estudiar en el Hoch’sches Konservatorium.
Tras madurar como músico e intérprete, Grainger se trasladó a Londres, donde cada vez era más solicitado como pianista. Le fascinaba la música escandinava y estaba muy influenciado por Edvard Grieg, que fue su amigo y mentor de toda la vida. Grainger se dedicó a coleccionar música folclórica, primero en Gran Bretaña, luego en Noruega, y finalmente en todo el mundo.
Debido a su abrumador deseo de convertirse en el primer compositor australiano de gran valía, Grainger se trasladó a Estados Unidos cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Se alistó en el ejército estadounidense en 1917 y sirvió como músico, más concretamente como saxofonista. Obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1918 y Estados Unidos siguió siendo su hogar durante el resto de su vida. Viajó innumerables veces por Europa, Australia y Asia como concertista y acompañante de canciones. Grabó con muchas compañías discográficas (sobre todo con Colombia Records), y nunca perdió de vista su objetivo de defender la música australiana.
Tras toda una vida de esfuerzo por componer obras nuevas e innovadoras junto a sus arreglos de música folk, y una carrera aclamada por la crítica como concertista, Grainger dejó su Nueva York natal al estallar la Segunda Guerra Mundial y se trasladó a Springfield, Missouri. Temía que los combates afectaran también a la Costa Este y que no hubiera logrado su objetivo de convertirse en el primer compositor australiano de renombre internacional y sin duda, grande. Durante la guerra dio muchos conciertos benéficos para levantar la moral.
El deseo de Grainger de crear nuevas formas musicales y superar los límites de la composición clásica le llevó a escribir en muchos estilos y técnicas. Nunca se ciñó a las estructuras clásicas y rara vez utilizó la instrumentación tradicional. Fue el primer compositor aleatorio que dio a los intérpretes libertad de elección en sus partituras, y trató de crear un tipo de «música libre» que no tuviera compases regulares ni estructuras tradicionales.
Con la creciente frustración por la falta de progreso en la exploración de nuevas formas musicales y la creciente sensación de que nunca alcanzaría sus objetivos como compositor, se concentró cada vez más en su trabajo con el joven profesor de física Burnett Cross para desarrollar primero instrumentos mecánicos y después electrónicos que pudieran reproducir su «música libre». Estas «máquinas de música libre» fueron siempre bastante limitadas, y Grainger se deprimió cada vez más, no sólo por la falta de éxito de estos esfuerzos, sino también por el declive de su forma de tocar el piano.
Una fuente de alegría para Grainger era su trabajo en la música militar. Sus experiencias en EE.UU. durante las dos guerras mundiales le convirtieron en un gran defensor de la música para bandas de música, y escribió una gran cantidad de repertorio para banda de viento, banda de viento metal y banda de marcha. Estos van desde arreglos de canciones folclóricas hasta composiciones originales.
Como hombre muy inteligente y excéntrico, Grainger realizó numerosos viajes a Australia para crear el Museo Grainger en los terrenos de la Universidad de Melbourne, que esperaba que fuera una representación honesta y completa de su vida y obra. Aunque el museo nunca estuvo abierto al público durante su vida (sólo visitas privadas), ha sido restaurado y ahora está abierto al público.
Su compromiso de toda la vida con la música folclórica es, sin duda, su mayor legado, y hacia el final de su vida se le concedió la medalla noruega de San Olavs por sus servicios a las obras de Grieg y a la música noruega.
Grainger murió en 1961 en White Plains, Nueva York, y a pesar de su larga y turbulenta carrera como concertista, artista discográfico, compositor e innovador, será recordado por su excentricidad y su maravillosos arreglos de música folk.
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