Estudiar en verano: ¿más, menos, diferente?

Cuando tocas más en verano de lo habitual

Festivales, conciertos al aire libre, clases magistrales: para muchos músicos, el verano es la segunda "estación principal" después de las Navidades. Hay poco tiempo para pausas regeneradoras. El calendario marca el ritmo, el cuerpo tiene que seguirlo. A pesar del estrés, una temporada así puede aportarte alegría y confianza en ti mismo a través de bellas experiencias que tienen un efecto positivo en tu cuerpo.

Pero existe el riesgo de que el cuerpo no reciba suficiente atención debido a toda la euforia. En primer lugar, porque tienes poco tiempo para ello y, en segundo lugar, porque tu atención está en otra parte. El hecho es que el cuerpo tiene que hacer mucho, especialmente durante las fases intensas: Independientemente del instrumento que toques o de si cantas, el esfuerzo unilateral de los músculos aumenta con la música, y con ello el riesgo de lesiones.

Pero la buena noticia es que las lesiones pueden evitarse con medidas preventivas. Hay tres aspectos especialmente importantes en la prevención...

1. Dirigir conscientemente la atención al cuerpo

Acostúmbrate a escuchar a tu cuerpo: Pregúntate siempre al mismo tiempo cómo te encuentras físicamente, si sientes tensión o dolor en alguna parte o si te sientes especialmente bien en este momento.

La mejor manera de establecer este hábito es combinarlo con otro que ya tengas. He aquí algunos ejemplos:

• Al despertar;
• Antes o durante un ensayo o una representación:
• Al recoger después de un ensayo o una actuación;
• Mientras te lavas los dientes;
• Antes de ir a dormir.

Esto te ayuda a mantenerte en contacto con tu cuerpo a pesar de las distracciones de la euforia veraniega.

2. planificar pausas recuperadoras

Establece momentos en los que el cuerpo se recupere conscientemente del esfuerzo unilateral de hacer música.

Lo ideal es realizar ejercicios suaves que favorezcan la regeneración del organismo y proporcionen un equilibrio saludable (yoga, técnica Alexander, Qi Gong, etc.).

La forma más sencilla: túmbate en una esterilla de yoga, cierra los ojos y relaja conscientemente el cuerpo, empezando por los pies y subiendo lentamente con conciencia hasta el cuero cabelludo. Dedica más tiempo a las partes del cuerpo que se estresan al hacer música (a menudo el cuello, los brazos, etc.).

Con un cojín de yoga (una especie de almohada más grande) o una toalla enrollada, puedes ir un poco más allá y probar la postura de yoga "Savasana". Este ejercicio favorece la respiración abdominal y la relajación de brazos y hombros:

• Coloca el cojín a lo largo sobre la esterilla y siéntate con la espalda frente a él, con el sacro muy cerca del extremo del cojín.
• Ahora túmbate con la espalda sobre el almohadón; la cabeza también debe reposar sobre él (dependiendo de tu tamaño, puede que necesites una almohada adicional para la cabeza).
• Estira las piernas y deja que los brazos descansen libremente sobre la esterilla con las palmas hacia arriba. Relaja la espalda.
• Permanece en la postura durante unos minutos, inspirando y espirando con calma.

Ir de vacaciones con el instrumento

Es la oportunidad perfecta para experimentar con tu práctica. Al fin y al cabo, una nueva rutina diaria y unas nuevas instalaciones pueden favorecer el abandono de viejos hábitos y el establecimiento de otros nuevos.

Por ejemplo, es una buena forma de integrar permanentemente más trabajo corporal en tu práctica: Dedica tiempo a calentar brevemente antes de practicar y a relajar específicamente los músculos después de hacerlo. Tal vez incluso tengas por fin sitio en tu alojamiento de vacaciones para dejar tu esterilla de yoga desenrollada junto al atril...

Además, ahora puedes experimentar con el exceso de actividades en tu rutina y tomártelo con calma. Mientras que en la vida cotidiana puede que tengas que practicar todo de una vez, en vacaciones puedes repartirlo a lo largo de todo el día. Por ejemplo, en lugar de una hora por la tarde, puedes practicar 20 minutos después del desayuno, 20 minutos antes de comer y 20 minutos después del paseo nocturno. Mientras tanto, el cuerpo y la mente se regeneran, y siempre se practica relajado y concentrado.

Por supuesto, puedes aplicar todos los consejos de la sección anterior "tocar más de lo habitual en verano", incluso si tocas lo mismo que de costumbre. ¿Notas efectos positivos en tu concentración, en tu interpretación, en tu condición física durante las vacaciones?

Pregúntate qué te han aportado estos cambios e intenta trasladar estas percepciones también a tu vida cotidiana.

¡Diviértete experimentando y disfruta del verano!